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Dictadura de Stroessner
Juan Domingo Perón y el presidente paraguayo Alfredo Stroessner, en 1954. Foto publicada por el diario Clarín.
El
4 de mayo de 1954, ya nombrado general, Stroessner dio un golpe de estado con la finalidad de "mantener el orden". Dado el interés en revestir legalmente dicho acto, la Junta de Gobierno del Partido Colorado, en su sesión del 5 al 8 de mayo, resolvió la necesidad de informar al entonces Presidente de la República, Federico Chaves, de la necesidad y conveniencia de presentar su renuncia (lo cual efectuó), designar al General Stroessner como candidato del partido para el periodo constitucional restante (1953-1958), y establecer el 15 de agosto como fecha de asunción del cargo por parte del nuevo Presidente. En esta fecha, la Asamblea Nacional, compuesta sólo por colorados, aceptó por unanimidad el nombramiento, y Stroessner asumió formalmente la Presidencia. El 9 de febrero de 1958, respaldado por el Partido Colorado y como candidato único, volvió a ser elegido presidente constitucional.
En
1959, Stroessner disolvió la Cámara de Representantes, compuesta solamente por colorados, y convocó elecciones generales. A partir de 1962 y hasta 1989 el sistema pasó a ser de pluralismo restringido. En 1967, el General-Presidente convocó una Convención Nacional para crear una nueva Constitución, permitiendo a los partidos febrerista y liberal formar parte de dicha convención. En 1963, Stroessner juró su tercer mandato. En 1968 se produjo la reelección de Stroessner, que juró su cuarto mandato el 16 de agosto. El sistema electoral vigente en las elecciones del 63 era el de mayoría con prima, consistente en la adjudicación de 2/3 de los escaños al partido que hubiese ganado la mayoría simple de votos. En 1977 fue necesario hacer una enmienda a la Constitución para poder reelegir al presidente sucesivamente y de forma vitalicia. En 1983 se celebraron elecciones generales, saldadas con un nuevo triunfo de Stroessner, que fue reelegido con el 90% de los votos.
A lo largo de
1986, y en los primeros meses de 1987, los componentes del ala radical del Partido Colorado se manifestaron varias veces como partidarios de que el general Stroessner, con sus setenta y tres años, se presentara otra vez para un nuevo mandato presidencial, que se iniciaría en 1988. Otra rama del partido propuso la candidatura de su hijo Gustavo, de cuarenta y dos años, teniente coronel del Ejército del Aire. El 14 de febrero de 1988, el general Stroessner fue nuevamente reelegido, por séptima vez.
La clave del éxito del General Presidente fue la conformación, ya intentada por sus antecesores militares (Franco, Estigarribia, Morínigo), de crear un estrecho vínculo de poder entre la Asociación Nacional Republicana, las Fuerzas Armadas y el Gobierno, quedando el general como eje de ese triángulo: Jefe del Ejecutivo, Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y Presidente Honorario del Partido Colorado. Durante todo su mandato, Stroessner fue eliminando, tanto en las Fuerzas Armadas como en el Partido Colorado, toda posible oposición a su persona. El país entró en un periodo en el que la prebenda y el clientelismo eran cotidianos.
El desarrollo económico se centró principalmente en la modernización de las infraestructuras, para lo cual se pusieron en marcha obras colosales e innecesarias, que dejaban un margen de ganancia personal muy elevado (la presa de Itaipú); en la venta de tierras a extranjeros para mantener el modelo agro-exportador, y en la ampliación del sector financiero en detrimento del industrial. En el orden social, las consecuencias de la dictadura fueron especialmente graves: el empobrecimiento campesino, la progresiva creación de focos marginales en centros urbanos, la alarmante destrucción del medio ambiente y una fuerte represión social y política.