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:: LOS AIMARAS

Los aimaras se asocian a sí mismos como la civilización centrada en Tiwanaku. Hay evidencia linguística que sugiere que provinieron de más al norte, ocupando la meseta del Titicaca después de la caída de Tiawanaku. No se han encontrado evidencias de que los habitantes de la civilización de Tiahuanaco tuvieran lenguaje escrito.
El territorio tiwanaku fue fundado aproximadamente en
200 adC, como una pequeña villa, y creció a proporciones urbanas entre el 300 y el 500, consiguiendo un importante poder regional en el sur de los Andes. En su máxima extensión, la ciudad cubría aproximadamente 6 km², y tuvo un máximo de 40.000 habitantes. Su estilo de alfarería era único, del encontrado hasta 2006 en Sudamérica. Una característica importante son las enormes piedras que se encontraron en el lugar; de aproximadamente 10 toneladas, las cuales ellos cortaban, le daban forma cuadrada o rectangular y esculpían. Colapsó repentinamente aproximadamente en 950. La ciudad fue abandonada y su estilo artístico se desvaneció.
Desaparecido el
Imperio Tiwanaku, la región quedó fragmentada en varias etnias aimaras que conviven con los Urus quienes en un momento tuvieron el dominio de la cuenca lacustre. Estos aimaras se caracterizan por sus necrópolis compuestas por tumbas en forma de torres-chullpas. Existen también algunas fortalezas denominadas pucaras.
El modelo por el cual se regulaban estas etnias es el de verticalidad o control de los diversos pisos ecológicos que sostienen su economía de subsistencia. Ningún grupo humano necesita tanto de sus relaciones con la costa y con los valles como los pueblos aimaras del
altiplano, por esta razón cada centro de la puna controlaba por medio de la colonización de zonas periféricas situadas a diferentes alturas y con climas varios.
A mediados del
siglo XV el reino Colla conservaba un extenso territorio con su capital Hatun-Colla. El inca Viracocha incursiono en la región, pero quien la conquisto fue su hijo Pachacutec, noveno Inca.
Así como al norte se encontraban los collas, al sur estaba la Confederación Charca que tenía dos grupos: Los
Carangas y Quillacas en torno al lago Poopó, y los Charcas que ocupaban el norte de Potosí y parte de Cochabamba. Ambos, Charcas y Collas eran de habla aimara.
La cultura material de los Carangas presenta extensas necrópolis o chullpares algunos de los cuales conservan todavía restos de pintura en sus muros exteriores. Una vez que los carangas fueron conquistados por los incas,
Huayna Cápac los llevó a trabajar al valle de Cochabamba como mitimaes.
El señorío denominado Charca, al que estaban adscritos Cara-caras y
Chichas, fue conquistado por los incas en tiempo de Túpac Inca Yupanqui y llevados a la conquista de Quito. Por su parte el pueblo de los Cara-cara era tan belicoso como el Charca y aún mas, en su territorio tienen lugar aun hoy en día luchas denominadas "Tinkus".
El Inca
Lloque Yupanqui inició la conquista del territorio aimara a finales del siglo XIII, la que fue continuada por sus sucesores hasta que a mediados del siglo XV fue completada por Pachacútec al derrotar a Chuchi Kápak. De todas formas se cree que los incas tuvieron una gran influencia sobre los aimaras por algún tiempo, ya que su arquitectura, por la cual son muy conocidos los incas, fue claramente modificada sobre el estilo Tiwanaku, y finalmente los aimaras conservaron un grado de autonomía bajo el imperio Inca[sin referencias].
En la actualidad, la mayor parte de los aimaras viven ahora en la región del
Lago Titicaca y están concentrados en el sur del lago. El centro urbano de la región aimaras es El Alto, la ciudad de 750.000 habitantes, que colinda con la sede de gobierno de Bolivia, La Paz. Además, muchos aimaras viven y trabajan como campesinos en los alrededores del Altiplano