Víctor Montoya nació en el solsticio de invierno de 1958, en la maternidad Primero de Mayo de Nuestra Señora de La Paz. Según la cosmovisión aymara, su nacimiento se produjo el mismo día que se celebra el Intiwatana (inicio del Año Nuevo andino) y el Inti Wilka Kuti (retorno del dios Sol).
Desde 1960 vivió en Siglo XX y Llallagua, poblaciones mineras ubicadas en el norte de Potosí. Estudió la primaria en la escuela Jaime Mendoza, el ciclo intermedio en el Colegio Junín y la secundaria en el Colegio Primero de Mayo. Fue dirigente estudiantil hasta mediados de 1976, año en que la dictadura militar de Hugo Banzer lo persiguió sañudamente por sus actividades políticas. Permaneció clandestino en el interior de la mina y en una casa de seguridad en Oruro, donde, a fines de agosto, cayó a merced de las fuerzas represivas junto a un grupo de dirigentes mineros.
Como en todo país asolado por la dictadura y la violencia, fue sometido a procesos de tortura y encarcelado en el Panóptico Nacional de San Pedro y en las prisiones de mayor seguridad de Chonchocoro y Viacha. Durante su cautiverio, y burlando la vigilancia de los guardias de turno, escribió su libro de testimonio Huelga y represión, cuyas páginas se filtraron por los sistemas de control gracias a la valiente y decidida cooperación de su madre, quien le visitaba en la cárcel cada vez que las autoridades de gobierno se lo permitían.
En 1977, tras una campaña de Amnistía Internacional que reclamó por su libertad y lo adoptó como a uno de sus presos de conciencia, fue sacado de la prisión por un piquete de agentes y conducido directamente hasta el aeropuerto de El Alto, desde donde llegó exiliado a Suecia, como la mayoría de los refugiados políticos latinoamericanos que fueron expulsados de sus países tras el advenimiento de las dictaduras militares.
En Estocolmo, donde fijó su residencia, trabajó en una biblioteca municipal coordinando proyectos culturales, dictó lecciones de idioma quechua y dirigió Talleres de Literatura Infantil, cuyo producto culminó en la publicación del libro de texto Cuentos de jóvenes y niños latinoamericanos en Suecia, en 1985. Cursó estudios de pedagogía en la Escuela Superior de Profesores y ejerció la docencia durante varios años. Actualmente se dedica a la literatura y el periodismo cultural, con publicaciones en países de Europa y América Latina.
Su obra abarca el género del cuento, la novela, el ensayo y la crónica periodística. Fundó y dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Obtuvo premios y tiene cuentos traducidos y publicados en diversas antologías.
Desde hace varios años es miembro de la Asociación de Escritores Suecos y del PEN-Club Internacional. Participó en el Primer Encuentro Hispanoamericano de Jóvenes Creadores, Madrid, 1985, y fue uno de los gestores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa, Estocolmo, 1991. Se hizo merecedor de becas literarias del Fondo de Escritores y otras instituciones culturales. Aunque se declara un autor que escribe más por una necesidad existencial que por asumir una pose intelectual, con una obra de aliento pesimista y compromiso social, está considerado como uno de los mejores narradores latinoamericanos en Suecia y como uno de los principales impulsores de la moderna literatura boliviana.
Desde 1960 vivió en Siglo XX y Llallagua, poblaciones mineras ubicadas en el norte de Potosí. Estudió la primaria en la escuela Jaime Mendoza, el ciclo intermedio en el Colegio Junín y la secundaria en el Colegio Primero de Mayo. Fue dirigente estudiantil hasta mediados de 1976, año en que la dictadura militar de Hugo Banzer lo persiguió sañudamente por sus actividades políticas. Permaneció clandestino en el interior de la mina y en una casa de seguridad en Oruro, donde, a fines de agosto, cayó a merced de las fuerzas represivas junto a un grupo de dirigentes mineros.
Como en todo país asolado por la dictadura y la violencia, fue sometido a procesos de tortura y encarcelado en el Panóptico Nacional de San Pedro y en las prisiones de mayor seguridad de Chonchocoro y Viacha. Durante su cautiverio, y burlando la vigilancia de los guardias de turno, escribió su libro de testimonio Huelga y represión, cuyas páginas se filtraron por los sistemas de control gracias a la valiente y decidida cooperación de su madre, quien le visitaba en la cárcel cada vez que las autoridades de gobierno se lo permitían.
En 1977, tras una campaña de Amnistía Internacional que reclamó por su libertad y lo adoptó como a uno de sus presos de conciencia, fue sacado de la prisión por un piquete de agentes y conducido directamente hasta el aeropuerto de El Alto, desde donde llegó exiliado a Suecia, como la mayoría de los refugiados políticos latinoamericanos que fueron expulsados de sus países tras el advenimiento de las dictaduras militares.
En Estocolmo, donde fijó su residencia, trabajó en una biblioteca municipal coordinando proyectos culturales, dictó lecciones de idioma quechua y dirigió Talleres de Literatura Infantil, cuyo producto culminó en la publicación del libro de texto Cuentos de jóvenes y niños latinoamericanos en Suecia, en 1985. Cursó estudios de pedagogía en la Escuela Superior de Profesores y ejerció la docencia durante varios años. Actualmente se dedica a la literatura y el periodismo cultural, con publicaciones en países de Europa y América Latina.
Su obra abarca el género del cuento, la novela, el ensayo y la crónica periodística. Fundó y dirigió las revistas literarias PuertAbierta y Contraluz. Obtuvo premios y tiene cuentos traducidos y publicados en diversas antologías.
Desde hace varios años es miembro de la Asociación de Escritores Suecos y del PEN-Club Internacional. Participó en el Primer Encuentro Hispanoamericano de Jóvenes Creadores, Madrid, 1985, y fue uno de los gestores del Primer Encuentro de Poetas y Narradores Bolivianos en Europa, Estocolmo, 1991. Se hizo merecedor de becas literarias del Fondo de Escritores y otras instituciones culturales. Aunque se declara un autor que escribe más por una necesidad existencial que por asumir una pose intelectual, con una obra de aliento pesimista y compromiso social, está considerado como uno de los mejores narradores latinoamericanos en Suecia y como uno de los principales impulsores de la moderna literatura boliviana.