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Históricamente, la región de Roraima fue disputada en varias ocasiones entre las fuerzas portuguesas y las inglesas, sin embargo, además de conflictos armados e invasiones, se libraron batallas en el campo de la diplomacia y el arbitraje internacional. Entre los años de 1810 y 1811 soldados ingleses penetraron en la región. Un comando del Fuerte San Joaquín los conminó a detener su avanzada impidiéndoles el paso. Más tarde, en el año de 1835 el explorador de origen alemán Robert Schomburgk estuvo en la región realizando el levantamiento de la geografía física de la Guyana Interior para el gobierno inglés y envió a Londrés varios relatos contando la casi inexistencia de la soberanía portuguesa sobre el territorio de Roraima, por lo que sugirió a los ingleses que ocupasen algunas áreas con el objetivo de establecerse definitivamente.
La corte inglesa y la opinión pública expresó gran aprobación por el relato de Robert y se decidió enviar un misionero protestante llamado
Thomas Yound. Yound llegó a la región del Pirara y convirtió algunos indígenas a la religión protestante. También les enseño el idioma inglés e hizo el pabellón británico en suelo roraimense.
El presidente de la provincia de Pará, el general
Soares de Andréia ordenó que el comandante del Fuerte de ese entonces, el capitán Ambrósio Aires y el fraile José Santos Inocentes instaran al misionero a retirarse de la región; Yound cumplió la exigencia llevándose con él a los indígenas que había evangelizado en su religión.
La tentativa de dominio de la región por parte de los ingleses no terminó ahí y a partir de 1840 comenzó una gran controversia de delimitación cuando el explorador Robert Schomburgk dibujó un mapa, que posteriormente envió a Inglaterra, que mostraba la región del Tacutu, del Mau y parte del Surumu como propiedad de tribus indígenas, el cual envió a Londres. Con este mapa Schomburgk también estableció una nueva frontera entre el Imperio del Brasil y la Guyana estableciendo como límite los ríos
Cotingo y Surumu.
El mapa llamó la atención de la opinión pública británica, la cual pasó a exigir que las sugerencias cartográficas hechas por Schomburgk fueran acatadas por el gobierno inglés. En ese momento, la presencia brasilera en la región estaba en decadencia debido a la presencia de la familia real portuguesa en el sur, sin embargo el gobierno de Pará protestó en Belem ante el cónsul británico, y luego, el gobierno brasilero hizo lo mismo en Londres por medio del embajador en esa ciudad. Estas protestas hicieron desistir temporalmente al gobierno inglés de la apropiación definitiva de esas nuevas tierras. En 1842, fue recibida en Londres una recomendación brasilera para que el área en disputa (La región de Rupununi) entrara en arbitraje neutral.
La Inglaterra estuvo de acuerdo en entrar a un arbitraje, pero no renunció a sus derechos sobre la zona en disputa. Esta disputa diplomática se prolongó hasta el año de 1898, en que Brasil aceptó la propuesta de los ingleses de someter la decisión del arbitraje a un gobierno imparcial, para lo que se escogió al gobierno
italiano. El abogado Joaquim Nabuco fue el defensor de los intereses brasileros ante la corte de Víctor Manuel III, encargada de la decisión final. Nabuco defendió a Brasil con el argumento de la supremacía lusófona en la región que presentó en dieciocho volúmenes de material probatorio recopilado por Nabuco.
En el año de 1904 la decisión fue tomada por el rey italiano: 19630
km² serían entregados a Inglaterra (pasaron a ser territorios de la Guyana), estableciendo definitivamente el límite de los dos países en la región. A pesar de esto, los argumentos del gobierno brasilero, en cabeza de Nabuco no fueron en vano, pues sin esta defensa, el área perdida hubiese sido casi del doble del tamaño definitivo.