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El pueblo brasileño está formado por la mezcla de diversos elementos; indígenas, europeos, africanos y, en menor medida, asiáticos
La población ameríndia de Brasil, al igual que todos los de America precolombina, desciende de pueblos nómadas oriundos de Asia, de la región de Siberia, que atravesaron el Estrecho de Bering y llegaron a Norteamérica. Los colonizadores portugueses comenzaron a llegar a Brasil en 1500 y colonizaron el país hasta su independencia, en 1822. Con la esclavitud negra, iniciada en la segunda mitad del siglo XVI, 3 millones de africanos fueron llevados a Brasil, hasta que el tráfico de esclavos fue prohibido, en 1850. Hoy, los negros y mulatos son el 45% de los brasileños.[2] [3]
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, 5 millones de inmigrantes europeos y asiáticos entraron en Brasil, para sustituir el trabajo esclavo. De Europa llegaron principalmente italianos y portugueses. En menor medida españoles, alemanes, suizos y eslavos (polacos, ucranianos, rusos).[4]
Durante el período de gran inmigración en Brasil (entre 1880 y 1930), entre los inmigrantes que entraron en Brasil, 30% eran italianos y otros 30% eran portugueses. Los españoles fueron el tercer grupo más numeroso, siendo 14% de los inmigrantes.[5] Hoy en día, Brasil tiene la más numerosa población de origen italiano en el mundo: 25 millones de descendientes.[6]
De Asia llegaron pobladores árabes (libaneses y sirios) y, a partir de 1908, japoneses. Brasil tiene, hoy, la más numerosa población de origen japonés en el mundo, con 1,6 millón de descendientes.[7]
Inmigrantes de 60 nacionalidades entraron en gran cantidad en Brasil hasta la década de 1930, cuando el Presidente Getúlio Vargas decidió limitar la entrada de extranjeros en el país.