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:: Escultura Cubana

Vistazo general a la escultura cubana
Por Yelanys Hernández Fusté

Quizá, la vieja tradición de esculpir el mármol, moldear el barro o fundir metales para darle forma convirtiéndolo en arte, no tuvo en Cuba la fuerza que se quisiera.

Mas el deseo de crear tridimensionalmente estuvo presente desde la mismísima llegada del almirante Cristóbal Colón a nuestras tierras, amén de muchos de los objetos utilitarios hechos por los indios.

Se recoge en documentos históricos que ya en el siglo XVII la isla exhibía muestras de este arte. Jerónimo Martínez Pinzón, llamado el precursor de la escultura cubana, con su obra La Giraldilla, iniciaba la era de la manifestación en el país.

Mientras por esa fecha en el viejo continente el Renacimiento decía adiós, el Manierismo servía de trance al Barroco, que iniciaba su escala en la historia de la plástica.

Durante los siglos de coloniaje español, la escultura no tuvo un desarrollo notable, el uso específico era para reflejar la ofrenda a reyes y monarcas.

Al instaurase la república en los primeros años del XX, la historia se repetía, pero ahora los protagonistas eran los representantes de los partidos políticos: liberales y conservadores.

El énfasis de los artistas de la época era trabajar el rostro, pues los cuerpos eran comprados a Italia y Francia que los producían en serie.

En los años 30, algunos escultores criollos tuvieron acceso a encargos. Esto mejoró el estado en que se encontraba la manifestación. Sin embargo, lo exiguo del presupuesto obligaba a incursionar a los autores en obras de mediano y pequeño formatos propios para exposiciones en galerías.

En esta fecha muchos representantes del arte de esculpir como Rita Longa, Florencio Gelabert, Armando Buada, José Sierre, Ernesto Navarro compartieron con la vanguardia de la plástica cubana de los años 20, en una exposición en el Salón de Pintura y Escultura. Así junto a los escultores estuvieron Carlos Enríquez, Víctor Manuel o Gattorno.

Mas, la escultura cubana tomó un giro de análisis con el checo Bernard Reder, quien llegó a Cuba en la década del 40. Decía este conocedor de la plástica que “la base de considerar a la esfera como expresión perfecta de un volumen geométrico, motivo suficiente para que se adoptara esta forma como contrapartida al canon lineal.”

Este postulado de Reder, influyó en la creación del grupo Los Once, que a inicios de los 50 marcaron un paso de avance en la escultura de la isla, y que perduró su alcance hasta los 60. Entre sus principales exponentes Agustín Cárdenas, José A Díaz Peláez, Francisco Antigua.

El florecimiento de la escultura cubana vino con el Triunfo de la Revolución en 1959. La preocupación del Gobierno por este arte hizo que se convocaran concursos para obras conmemorativas y monumentarias. Las primeras escuelas de arte fueron creadas en ese tiempo, como también el proceso de reformas a la enseñanza artística.

A la par de estas acciones se crea, además, un centro único dedicado a la ejecución de obras de carácter social, como lo fue el taller Guamá. Fundado por Celia Sánchez, este constituía el espacio impulsor del desarrollo de la escultura, pues estimuló la apertura de recintos similares en Holguín y Matanzas.

Actualmente, la escultura cubana tiene espacios importantes en los que muestra su alcance artístico. El evento Mármol Sol de la Isla de la Juventud, la Bienal de La Habana (incluye todas las manifestaciones de la plástica), así como reuniones y simposios sobre la temática