INVESTIGACION ARQUEOLOGICA
Durante los dos últimos decenios los arqueólogos se han acostumbrado a usar la expresión "Andes Centrales" para el territorio que comprende el actual Perú, todo lo que abarca la región litoral del oeste, y la montaña, incluída la montaña boliviana. De esta forma pueden diferenciarse de los Andes Septentrionales (Ecuador y Colombia) y de los Andes Meridionales (noroeste de Argentina y norte de Chile). El concepto "Gran Perú" incluye tambien los mencionados territorios colindantes, que en la época de la Conquista pertenecían al gran Imperio Inca. Mucho antes de la época de los emperadores divinizados, que ejercieron su poder durante dos siglos escasos, hubo corrientes culturales que se formaron mutuamente en todo el extenso territorio del Gran Perú.
El territorio ocupado por el actual Perú es la región mejor investigada por los arqueólogos: lo cual no impide que quede todavía mucho trabajo para las palas. Es preciso llenar las lagunas y las manchas blancas del mapa arqueológico peruano, hasta ahora únicamente esbozado. Es necesario concretar este mapa; ya que, con escasas excepciones, debemos basarnos exclusivamente en la arqueología para el estudio del arte del Perú Precolombino.
Por otra parte resulta muy difícil obtener datos cronológicos, porque en Sudamérica no existe el menor rudimento de escritura jeroglífica. Sin embargo se suple en parte la carencia de tipos de escritura basándose en las numerosas imágenes existentes en los vasos cerámicos de determinados períodos y en la figura y dibujos representados en vestidos, telas y mantos por los tejedores o tejedoras. Tales figuras sustituyen la escritura simbólica de los mayas y los dibujos mejicanos, aunque solo hasta cierto punto. La parte más importante de la historia cultural del Perú precolombino se basa unicamente en la ciencia de la pala excavadora. Al investigador alemán Max Uhle se le considera el pionero de esta ciencia en los países andinos. Sus primeras excavaciones sistemáticas, las primeras en todo el Perú, se efectuaron en los años anteriores a la entrada de nuestro siglo. Entre los investigadores peruanos que le siguieron ocupa el primer lugar Julio C. Tello. También los franceses y otros sabios alemanes han llevado a cabo investigaciones arqueológicas en el Perú. Entre los más recientes hay que mencionar a H. Ubbelohde-Doering.
Es imposible escribir una historia del arte y de la cultura peruana sin tener en cuenta los resultados de todas estas excavaciones que, por otra parte, no se han efectuado aún en todas las provincias culturales. La mayoría de los objetos artísticos que existen en los museos y colecciones particulares no se deben, por desgracia, a excavaciones sistemáticas sino a la actividad de los buscadores de tesoros (huaqueros), que infestan aquellos lugares desde los primeros días de la conquista. Más tarde, cuando las cerámicas se pagaban a buen precio, vino a añadirse al saqueo la búsqueda de vasijas cerámicas y, por último apareció la atracción por los tejidos descubiertos en las excavaciones, que antes se abandonaban en la arena del desierto, sin prestarles la menor atención.La belleza de estos tejidos es a menudo extraordinaria y constituyen tal vez lo más valioso que nos legaron los antiguos habitantes de los oasis en los valles peruanos. Tejidos de estameña y de hilo, tapices y mantos de terciopelo como los del antiguo Perú no existen en ningún otro lugar de la América precolombina. Encontramos casi todos los tipos de tejido del mundo antiguo. Se conocen incluso los más complicados procedimientos de teñido, como el Ikat y el Planghi; existen también tejidos de algodón confeccionados de manera más sencilla y pintados. Al parecer son originarios del Perú algunos procesos técnicos del arte del tejido.
Casi todos los tejidos conservados hasta nuestros días proceden de la región litoral, seca y arenosa. Hay que admitir sin embargo que en las regiones montañosas se crearon algunas de las piezas más bellas. Sin duda los tejidos, que no podían romperse como la cerámica, contribuyeron más de lo que generalmente se cree a la propagación de determinados estilos artísticos. Una de las materias primas más importantes venía de las montañas: la lana de llama y de alpaca, y la de mayor calidad, la de la grácil vicuña.Por dos motivos damos preferencia al arte del tejido: en primer lugar porque es un arte específicamente peruano, por lo menos a juzgar por su actual desarrollo, y segundo, por el importante papel que desempeñó en la propagación de los estilos artísticos.
Muchos investigadores se han ocupado preferentemente de la antigua técnica textil, pero su exacta localización y el estudio de sus distintos momentos están muy lejos de haberse desarrollado como la investigación de la cerámica, el material más importante en la arqueología peruana.
El conjunto de la cerámica, procedente de diversos lugares y épocas, encontrada principalmente en las tumbas, es poco menos que inconcebible. De la misma forma que los tejedores confeccionaron sus más delicadas piezas con herramientas muy rudimentarias, tampoco los ceramistas poseían tornos para moldear sus vasos. La curva más bella se lograba con las manos, incluso posteriormente cuando se introdujo el uso de moldes.
Se desconocía totalmente la técnica del vidriado, que confiere a menudo su mayor encanto a la cerámica del asia oriental.
Durante los dos últimos decenios los arqueólogos se han acostumbrado a usar la expresión "Andes Centrales" para el territorio que comprende el actual Perú, todo lo que abarca la región litoral del oeste, y la montaña, incluída la montaña boliviana. De esta forma pueden diferenciarse de los Andes Septentrionales (Ecuador y Colombia) y de los Andes Meridionales (noroeste de Argentina y norte de Chile). El concepto "Gran Perú" incluye tambien los mencionados territorios colindantes, que en la época de la Conquista pertenecían al gran Imperio Inca. Mucho antes de la época de los emperadores divinizados, que ejercieron su poder durante dos siglos escasos, hubo corrientes culturales que se formaron mutuamente en todo el extenso territorio del Gran Perú.
El territorio ocupado por el actual Perú es la región mejor investigada por los arqueólogos: lo cual no impide que quede todavía mucho trabajo para las palas. Es preciso llenar las lagunas y las manchas blancas del mapa arqueológico peruano, hasta ahora únicamente esbozado. Es necesario concretar este mapa; ya que, con escasas excepciones, debemos basarnos exclusivamente en la arqueología para el estudio del arte del Perú Precolombino.
Por otra parte resulta muy difícil obtener datos cronológicos, porque en Sudamérica no existe el menor rudimento de escritura jeroglífica. Sin embargo se suple en parte la carencia de tipos de escritura basándose en las numerosas imágenes existentes en los vasos cerámicos de determinados períodos y en la figura y dibujos representados en vestidos, telas y mantos por los tejedores o tejedoras. Tales figuras sustituyen la escritura simbólica de los mayas y los dibujos mejicanos, aunque solo hasta cierto punto. La parte más importante de la historia cultural del Perú precolombino se basa unicamente en la ciencia de la pala excavadora. Al investigador alemán Max Uhle se le considera el pionero de esta ciencia en los países andinos. Sus primeras excavaciones sistemáticas, las primeras en todo el Perú, se efectuaron en los años anteriores a la entrada de nuestro siglo. Entre los investigadores peruanos que le siguieron ocupa el primer lugar Julio C. Tello. También los franceses y otros sabios alemanes han llevado a cabo investigaciones arqueológicas en el Perú. Entre los más recientes hay que mencionar a H. Ubbelohde-Doering.
Es imposible escribir una historia del arte y de la cultura peruana sin tener en cuenta los resultados de todas estas excavaciones que, por otra parte, no se han efectuado aún en todas las provincias culturales. La mayoría de los objetos artísticos que existen en los museos y colecciones particulares no se deben, por desgracia, a excavaciones sistemáticas sino a la actividad de los buscadores de tesoros (huaqueros), que infestan aquellos lugares desde los primeros días de la conquista. Más tarde, cuando las cerámicas se pagaban a buen precio, vino a añadirse al saqueo la búsqueda de vasijas cerámicas y, por último apareció la atracción por los tejidos descubiertos en las excavaciones, que antes se abandonaban en la arena del desierto, sin prestarles la menor atención.La belleza de estos tejidos es a menudo extraordinaria y constituyen tal vez lo más valioso que nos legaron los antiguos habitantes de los oasis en los valles peruanos. Tejidos de estameña y de hilo, tapices y mantos de terciopelo como los del antiguo Perú no existen en ningún otro lugar de la América precolombina. Encontramos casi todos los tipos de tejido del mundo antiguo. Se conocen incluso los más complicados procedimientos de teñido, como el Ikat y el Planghi; existen también tejidos de algodón confeccionados de manera más sencilla y pintados. Al parecer son originarios del Perú algunos procesos técnicos del arte del tejido.
Casi todos los tejidos conservados hasta nuestros días proceden de la región litoral, seca y arenosa. Hay que admitir sin embargo que en las regiones montañosas se crearon algunas de las piezas más bellas. Sin duda los tejidos, que no podían romperse como la cerámica, contribuyeron más de lo que generalmente se cree a la propagación de determinados estilos artísticos. Una de las materias primas más importantes venía de las montañas: la lana de llama y de alpaca, y la de mayor calidad, la de la grácil vicuña.Por dos motivos damos preferencia al arte del tejido: en primer lugar porque es un arte específicamente peruano, por lo menos a juzgar por su actual desarrollo, y segundo, por el importante papel que desempeñó en la propagación de los estilos artísticos.
Muchos investigadores se han ocupado preferentemente de la antigua técnica textil, pero su exacta localización y el estudio de sus distintos momentos están muy lejos de haberse desarrollado como la investigación de la cerámica, el material más importante en la arqueología peruana.
El conjunto de la cerámica, procedente de diversos lugares y épocas, encontrada principalmente en las tumbas, es poco menos que inconcebible. De la misma forma que los tejedores confeccionaron sus más delicadas piezas con herramientas muy rudimentarias, tampoco los ceramistas poseían tornos para moldear sus vasos. La curva más bella se lograba con las manos, incluso posteriormente cuando se introdujo el uso de moldes.
Se desconocía totalmente la técnica del vidriado, que confiere a menudo su mayor encanto a la cerámica del asia oriental.