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Los Techos
Construyendo sus techos con técnicas muy calificadas. Eran hechos generalmente con vigas de madera y cubiertas con paja o "ichu" (césped salvaje local). Según la forma de su techado, los tejados pueden ser clasificados en 4: de una sola cuesta; de dos cuestas; de cuatro cuestas y los cónicos. Simplemente imagine cómo de impresionante son las estructuras de algunos edificios grandes, como el Templo de Wiraqocha en Raqchi que tenía un "Kallanka" la estructura de 92 X 25.25 Mts. (302 X 83 pies) cubriendo una área de 2,323 m² (25004 ft²). Debido a materiales usados y la cantidad de lluvias durante el año, los tejados tenían una inclinación que varía de 50° a 65°. El césped salvaje local "ichu" no dura para siempre los tejados tenían un mantenimiento frecuente renovándose los cada tres o cuatro años como pasa hoy en día.
Tipos de Pared
Existieron diversos tipos de paredes en el incanato y resumidos estos en cinco modelos básicos:
Estilo Rústico

El Rústico o "Pirka": Hecho con piedras ásperas tallados y acomodadas sin mucho cuidado; los espacios vacíos estaban llenos con piedras pequeñas y abundante, barro. Este tipo se usó para la construcción de terrazas, almacenes y casas para la gente común, etc.
El tipo Celular

El tipo Celular: Tiene un aspecto similar a la estructura de un panal de miel hecho con las calizas poligonales pequeñas; se encuentran ejemplos de este tipo en Qolqanpata, Chinchero, Tarawasi, etc.,
Estilo Engastado
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El tipo de Engastado: Hecho con piedras ígneas. Los ejemplos de este tipo son el Templo Principal en Ollantaytambo, el templo de las Tres Ventanas en Machupicchu, Hatun Rumiyoq en Cusco, etc.
Estilo Imperial

El inca sedimentario o Imperial: Consistiendo básicamente de piedras medianas de altura regular en filas horizontales que dan la impresión de ser totalmente rectangular. Formando junturas pulidas y perfectas "donde es imposible resbalar una hoja del afeitar o incluso una hoja del papel ". Excepto una pantalla de la arcilla muy delgada como un sealant que parece haber sido puesto en licuado o estado líquido para habilitar la mudanza y manipulación de las piedras.
Estilo Ciclópeo
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El tipo Ciclópeo: También conocido como Megalítico se caracteriza por contener enormes cantos rodados que en algunos casos pueden alcanzar 8.5 mts. (28 pies) de alto como los que se ven en Saqsaywaman o los que salen del Templo Principal en Ollantaytambo.
En otros casos, la cara interior de la pared es semi-circular, conocida como "tambor solar". Muestra un raro moldeado que rodea el nicho trapezoidal, aunque esta forma aparentemente no fue útil para manipular los bloques, aunque debe haber tenido algún significado religioso o ideográfico que nos son desconocidos.
Entalladuras
En muchas de las piedras de estas paredes ciclópeas se ven 2 entalladuras en la parte inferior que tal vez sirvieron para facilitar su transporte, levantamiento y manipulación, durante la edificación.
Muchas de las piedras grandes que son parte de paredes incas casi siempre tienen 2 entalladuras en la parte más baja de sus caras. En algunos se ve en Saqsaywaman esas entalladuras sirvieron por facilitar el transporte, levantamiento, y manipulación de las piedras durante el proceso de la edificación. Muchos de estos moldeados están en paredes acabadas, pero debido a alguna razón desconocida ciertas piedras son guardadas todavía. En algunos casos excepcionales se aprecia en el Qorikancha del Cusco dónde la cara interior de la pared es semi-redonda conocido como "tambor solar" muestra un moldeado raro que rodea el nicho trapezoidal; es evidente que no se usaron por manipular los bloques pero tenían algún deber religioso o el significado ideo-gráfico que están perdidos.
Koricancha

Coricancha - Recintos Interiores
Fue unos de los más venerados y respetados templos de la ciudad. "El recinto de oro", como era conocido, era un lugar sagrado donde se rendía pleitesía al máximo dios inca: el INTI, por lo que sólo podían entrar en ayunas, descalzos y con una carga en la espalda en señal de humildad, según lo indicaba el sacerdote mayor Wilaq Umo.
El frontis era un hermoso muro proveniente de la más fina cantería, decorado únicamente por una banda continua de oro puro de una palma de alto, a tres metros del suelo, y un techo de paja fina y delicadamente cortada.

Coricancha - Exterior
Las piedras que componen el templo tienen un leve almohadillado en los lados que expresan la sobria estética de los incas. Antiguamente no existía el atrio triangular que sirve de entrada al templo colonial y el muro giraba en ángulo recto hacia la calle Ahuacpinta, la cual aún conserva un tramo del muro original de casi sesenta metros de largo. En el lado opuesto a esta calle, el muro se hace curvo al girar más de 90 grados, y continúa con una curva suave que fue cortada durante la construcción del templo. El muro del Koricancha coronaba un sistema de andenes que bajaban hasta el río.
Composición

Arquitecturas superpuestas de la Coricancha, el Convento de Santo Domingo y la época actual
La base de la composición inca para la construcción del templo, fue la cancha, patio alrededor del cual se disponían varios recintos de planta rectangular.
La primera que estaba junto a Intipampa, contenía los edificios principales del culto al Sol y a otros dioses del panteón inca; mientras que en la segunda ubicada frente a esa plaza se veneraba a Punchao, (una representación del Sol que consistía en una estatua de oro puro de la altura de un niño de diez años) que permanecía allí durante el día, y en la noche era llevado a la plaza para su veneración. El ídolo "dormía" acompañado por numerosas ñustas en una edificación vecina, fuera de la cancha, para luego ser devuelto a su lugar inicial por la mañana.
Según Juan Diez de Betanzos, el cronista biógrafo del Inca Pachacútec - quien "...con el cordel midió y trazó la Casa del Sol"- se construyeron, por lo menos, dos canchas hacia el fondo de la parcela, una detrás de la otra, y quizá otras más pequeñas para funciones de servicio que no se han conservado.
Cabe resaltar que en el lado oeste de la cancha principal existían dos edificios medianos techados a dos aguas, y en el lado este, otros dos más pequeños con el mismo techado. El labrado de la piedra en estos edificios (o en lo que ha quedado de ellos después de la construcción del convento colonial, los sismos y las reconstrucciones,) es aún muy fino.
Los "Aposentos"

Coricancha - Interior de Aposento.

Coricancha - Curiosos agujeros
Los Aposentos (nombre usado por Garcilaso) sirvieron para que la jerarquía religiosa se reuniera. Allí también se recibía al Wilaq Umo o sacerdote mayor. Al fondo del patio se ubicaba el aposento mayor, del que hoy sólo quedan algunos cimientos.
Estudios realizados en el lugar afirman que este aposento fue un espacio amplio de dos corredores formados por un muro central que sostenía la cumbrera. Los hastiales o mojinetes se hicieron en adobe como en todos los edificios incas, y los techados se ejecutaron con estructuras de madera y cobertura de paja.
En uno de los bloques de la segunda hilada se observan tres agujeros que pudieron ser utilizados para evacuar las aguas de las lluvias del patio interior, o como salida de la chicha que se ofrecía como ofrenda. Según los experimentos de Augusto León Barandiarán, si se golpea dentro de los agujeros se pueden escuchar las notas musicales "re", "la" y "mi".

El jardín
El famoso jardín interior del Koricancha era "regado a mano por agua que traían a cuestas" las acllas, y adornado tres veces al año con mazorcas de maíz y frutos de oro que las mismas ñustas colocaban en tiempos de siembra, cosecha o cuando los jóvenes se hacían guerreros en la fiesta del Huarachicuy.
El templo
Para los dioses y la sacralización geográfica Como se ha mencionado anteriormente dentro del templo no sólo se veneraba al Sol, sino a otras deidades menores como la Luna y Venus. Según el Inca Garcilaso de la Vega, el local mediano de la esquina noroeste del templo era dedicado para el culto a la Luna, y el siguiente era para Venus, las Pléyades y otras constelaciones. Al otro lado del patio, en dos recintos menores, se rendía culto al Trueno (Illapa) y al Arco Iris (Cuichu).
En su fachada había un altar que sostenía la plancha de oro que reflejaba el sol del amanecer. Hoy está parcialmente destruido por obras coloniales que fueron reconstruidas más adelante.
El Koricancha no sólo albergaba los principales dioses del panteón inca, sino que tenía una proyección mágico-religiosa, cuyo el fin era el de sacralizar la geografía del Tahuantinsuyo. Por ello, del centro de la cancha principal, inticancha, partían los ceques, que son las líneas virtuales que comunicaban el templo con los espíritus que moraban en las montañas (apus), ante quienes, aún los poderosos incas, inclinaban su cabeza. También estaban ligados a las cumbres, abras, manantiales, salientes rocosas, marcadores astronómicos y puntos principales del paisaje cusqueño. Hasta el momento se conocen 327 ceques, 21 de las cuales se ubicaban en la pared perimétrica del templo o en los frentes de las calles cercanas.
Sobre los ceques, que podían extenderse hasta veinte kilómetros, se situaban, con minuciosa exactitud en el alineamiento, numerosas huacas, que también servían para el contacto con los Apus.