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El cambio más radical se presenta en el proyecto definitivo para el Centro Directivo-Cultural: "centro espiritual y núcleo activo de todas las manifestaciones culturales tanto de la Universidad como de la capital", como lo señalara el propio Villanueva. Los proyectos de las diferentes edificaciones de esta zona fueron comenzados en 1952, con el propósito inicial de servir como sede de la X Conferencia Interamericana de Cancilleres de 1954, por lo que fueron terminados e inaugurados el 2 de diciembre de 1953 por el Presidente Marcos Pérez Jiménez. Estos proyectos revelan el paso de Villanueva de su primera modernidad a una arquitectura plenamente moderna, siendo este el momento supremo de los valores y las cualidades de toda la obra.