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Arquitectura Moderna Arquitectura tradicional de Bogotá en ladrillo
Aunque existen notorios esfuerzos realizados en los años veinte por consolidar un lenguaje moderno, sólo hasta la construcción de la
Ciudad Universitaria para la Universidad Nacional de Colombia en el barrio Teusaquillo de Bogotá, entre 1936 y 1939, se logró consolidar este propósito.
El trazado de la
Ciudad Universitaria o Ciudad Blanca fue desarrollado por el arquitecto alemán Leopoldo Rother. En la construcción de los diversos edificios modernos del campus, de tendencia Racionalista, participarían no sólo Rother, sino también Bruno Violi, Ernst Blumenthal y Erich Lange, entre otros.
Además de la vertiente racionalista de la arquitectura moderna, también se manifestarían en la arquitectura bogotana otras tendencias cercanas al
art decó, al expresionismo y al organicismo, tendencia que sería especialmente acogida (a partir de los postulados de Alvar Aalto o Frank Lloyd Wright) por los arquitectos bogotanos de la segunda mitad del siglo XX como Fernando Martínez Sanabria, Rogelio Salmona y Guillermo Bermúdez Umaña.

Arquitectura Contemporánea
Espejo de agua del edificio de Postgrados de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, obra del arquitecto Rogelio Salmona
Además del trabajo de
Rogelio Salmona, ampliamente reconocido al nivel internacional, han surgido desde los años setenta nuevas generaciones de arquitectos, dentro de los que se destacan: Daniel Bermúdez, Simón Vélez (reconocido por su trabajo con la guadua), Simón Hosie, entre otros.
En 2006 Bogotá recibió The Golden Lion Award en la Décima Exhibición Internacional de Arquitectura de La Biennale de Venezia. De acuerdo con el portal en Internet de la bienal:
"Esta ciudad en las últimas décadas ha dirigido sus esfuerzos hacia la inclusión social, la educación, la vivienda y el espacio público especialmente a través de innovaciones en transporte.
"Bogotá ha aplicado el dictamen de Mies van der Rohe ‘menos es más’ al automóvil: menos autos significan más espacio cívico y recursos cívicos para la gente. La ciudad provee un modelo de calles que agrandan a la vista así como viabilidad económica e inclusión social. Bogotá es, en pocas palabras, un faro de esperanza para otras ciudades, sin importar si son ricas o pobres"