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El avance ideológico y organizativo del proletariado, en el cual se dejaban sentir los ecos de la Revolución de Octubre en Rusia, cristalizaría en la constitución de una central obrera nacional en 1925.Coincidentemente, y como expresión de la conjunción de las corrientes políticas más radicales del movimiento personificadas en Mella y Carlos Baliño, se constituiría en La Habana el primer Partido Comunista.Los malestares político y social tenían causas muy profundas. La economía cubana había crecido muy rápidamente durante las dos primeras décadas del siglo, estimulada por la reciprocidad comercial con Estados Unidos y la favorable coyuntura creada por la reciente guerra mundial. No obstante ese crecimiento era extremadamente unilateral, basado de modo casi exclusivo en el azúcar y en las relaciones mercantiles con Estados Unidos. Por otra parte, los capitales norteamericanos que habían afluido a la Isla con ritmo ascendente eran los principales beneficiarios del crecimiento, puesto que controlaban el 70 por ciento de la producción azucarera además de su infraestructura y los negocios colaterales.El bienestar económico derivado de este proceso -del cual dan testimonio las fastuosas casas de El Vedado-, además de muy desigualmente distribuido, revelaría una extraordinaria fragilidad. Ello se puso de manifiesto en 1920, cuando una brusca caída en el precio del azúcar provocó un crac bancario que dio al traste con las instituciones financieras cubanas. Poco después, cuando la producción azucarera del país alcanzaba los 5 millones de toneladas, se hizo evidente la saturación de los mercados, claro indicio de que la economía cubana no podía continuar creciendo sobre la base exclusiva del azúcar. La opción era el estancamiento o la diversificación productiva, pero esta última alternativa no era posible, pues no lo permitían la monopolización latifundiaria de la tierra y la dependencia comercial de Estados Unidos.
El ascenso de Gerardo Machado a la presidencia en 1925 representa la alternativa de la oligarquía frente a la crisis latente. El nuevo régimen intenta conciliar en su programa económico los intereses de los distintos sectores de la burguesía y el capital norteamericano, ofrece garantías de estabilidad a las capas medias y nuevos empleos a las clases populares, todo ello combinado con una selectiva pero feroz represión contra adversarios políticos y movimientos opositores.

General Gerardo Machado Morales, presidente de la república entre 1925 y 1933