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El primer gobierno de esta etapa estuvo presidido por Fulgencio Batista, cuya candidatura había sido respaldada por una coalición de fuerzas en la que participaban los comunistas. Esta alianza, aunque reportó importantes conquistas al movimiento obrero, no fue comprendida por otros sectores populares, y se convirtió en factor histórico de división entre las fuerzas revolucionarias.
Durante el gobierno de Batista, la situación económica experimento una mejoría propiciada por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, coyuntura que beneficiaría aun más al sucesor, Ramón Grau San Martín, quien resultó electo en 1944 gracias al amplio respaldo popular que le granjearon las medidas nacionalistas y democráticas dictadas durante su anterior gobierno.Ni Grau, ni
Carlos Prío Socarrás (1948-1952) -ambos líderes del Partido Revolucionario Cubano (auténtico)-, fueron capaces de aprovechar las favorables condiciones económicas de sus respectivos mandatos.