NOTAS SOBRE ISABEL ALLENDE
Editora: Dra. Priscilla Gac-Artigas
ISABEL ALLENDE VOLVIO A LA NOVELAHace cinco días terminó de escribir La hija de la Fortuna. Tras superar el duelo por la muerte de su hija, que le impedía escribir obras de ficción, la autora chilena más leída en el mundo concluyó un ambicioso proyecto: un relato ambientado en los días de la fiebre del oro, en California. Durante cinco meses, Isabel Allende estuvo “encerrada en un cuchitril escribiendo entre 10 y 14 horas diarias, como una obsesionada”, para dar a luz La hija de la Fortuna, que aparecerá en 1999. Dos libros suyos han sido llevados a la pantalla grande (La Casa de los Espíritus y De Amor y de Sombra) y ahora Antonio Skármeta está escribiendo el guión de Eva Luna, además de otros dos cuentos que circulan por manos de productores. Proyectos que aún no tienen fecha,“Con el cine nunca se sabe qué va a suceder”, afirma. Lo que sí tiene un lugar definido en la agenda es su próxima visita a Santiago, en diciembre. Cuenta que viaja más a menudo de lo que se piensa, “pero lo hago calladamente para hundirme en el paisaje de mi tierra, para gozar a mi familia y mis amigos en privado”. Porque a pesar de las décadas viviendo fuera, dice que no puede estar mejor que aquí. “Sólo en Chile soy realmente yo -asegura-, en el resto del planeta soy extranjera. En mi país entiendo los chistes, hablo con el acento de todo el mundo, no tienen que explicarme las claves y códigos de la cultura. Viví 13 años en Venezuela, pero cuando quiero describir el olor de los mangos debo ir al mercado a buscar esa fruta. Si escribo sobre el olor de un durazno chileno no necesito tenerlo por delante, lo llevo adentro”. El 8 de enero de 1992, Isabel Allende comenzaba a escribir una novela histórica sobre la fiebre del oro en California. pero ese mismo año su hija Paula enfermó gravemente en Madrid, y debió abandonar todo para trasladarse a España. El relato que había iniciado tuvo que reemplazarlo por un libro testimonial, para quitarse la pena. El duelo, sin embargo, continuaba y la historia tuvo que esperar hasta este año, en que la escritora chilena más leída en el mundo pudo volver a hincarle diente y, tan sólo hace cinco días, culminó La hija de la Fortuna, una narración de 500 páginas que aparecerá el próximo año. Así lo cuenta ella misma desde su hogar, en San Francisco, mientras prepara las maletas para volar a Nueva York, donde recibirá el premio Lilian Gish. Un galardón creado hace cuatro años, que antes recibieron Bob Dylan e Ingmar Bergman, y que el presidente del Penn Club Internacional, Homero Aridjis, pondrá en sus manos, junto a una suma de 200 mil dólares. Para ella éste es un estímulo muy significativo, “porque se le otorga a una persona que “haya hecho una contribución sobresaliente a la belleza del mundo, así como al disfrute y la comprensión de la vida”. Me parece que eso justifica mi trabajo y en gran parte justifica también mi vida”. Y la hace plantearse un desafío: “Qué haré el resto de mi existencia para estar a la altura de tal distinción?.” El premio lo recibe a los 56 años, cuando ya ha sido considerada una de las latinoamericanas más influyentes en la cultura internacional. “Por ahí andan diciendo que soy una matriarca de las letras, pero la verdad es que estoy empezando y me falta todo por aprender”, dice. “Con cada nuevo libro tengo la sensación de que debo inventar todo de nuevo, siento la misma inseguridad de la primera vez. Tal vez logro evitar los errores del pasado, pero aparecen nuevos obstáculos y vuelvo a tropezar”, añade. -¿Cómo fue recibido Afrodita en EE.UU?. -Al publicarlo no sabía que la comida es una obsesión en Estados Unidos y en gran parte de Europa. Sin quererlo, pisé un campo minado y por milagro salí ilesa. Desde el punto de vista de la cocina, no creo haber contribuido a la cultura gastronómica. Tampoco desde el punto de vista de los afrodisiacos, porque dos meses después que salió el libro apareció el Viagra en el mercado. Ahora no es necesario comer ostras de la boca del amante, basta con tragar una pastilla. Pero mis lectores no sólo han comprado Afrodita con sorprendente lealtad, también me escriben divertidas cartas contándome sus experiencias sensuales. Fiebre del oro Pero esta hechicera de la imaginación no podía escribir ficción. No lograba volver a la novela. “Estaba bloqueada y no me salía ni una sola frase”, afirma. Pero había una historia que la asediaba y le quitaba el sueño. Y en un parto de cinco meses, lanzó afuera cientos de carillas. “Hace cinco días terminé una novela histórica de 500 páginas -cuenta-. estuve encerrada en un cuchitril escribiendo entre 10 y 14 horas diarias, como una obsesionada. Llevaba ese libro adentro desde hacía siete años. Afrodita me ayudó a salir del bloqueo y el 8 de enero del año en curso comencé a escribir con el mismo entusiasmo que tenía con mi primera novela. Los personajes y la historia pujaban por ser escritos, fue como trabajar en trance. No tengo aún el título definitivo, pero creo que será La Rueda de la Fortuna y espero que se publique en 1999". -¿En qué hechos se basa?. ¿Cómo son sus personajes?. -En principio no me gusta hablar de lo que escribo, supongo que es una especie de pudor... Prefiero que los lectores juzguen por sí mismos. Contar la historia en tres líneas me parece imposible, por algo necesité 500 páginas. Puedo adelantar que el período es mediados del siglo pasado, durante la fiebre del oro en California, y los protagonistas vienen de China, Chile e Inglaterra. Añade que el proceso de escritura fue muy intenso y que se vio interrumpido por varios compromisos. Al fin, desde mayo se concentró frente al computador y pudo “escribir la novela que tanto había esperado”, que aparecerá con el sello Plaza y Janés, de España. Mientras, sus seguidores pueden leer el prólogo que escribió para la biografía de Salvador Allende, realizada por Alejandra Rojas y publicada en septiembre por Alfaguara con motivo del aniversario de muerte del ex Presidente. -¿Qué ha sentido al cumplirse 25 años del golpe de Estado?. -El golpe militar de 1973 marcó las vidas, y determinó la muerte, de miles de chilenos. Mi familia y yo fuimos de los muchos centrifugados por los acontecimientos. Mis hermanos y yo no volvimos a establecernos en Chile, mis hijos se casaron con extranjeros y mis nietos no hablan castellano. Al cumplirse 25 años del golpe, pienso cómo sería Chile hoy si el Presidente Salvador Allende hubiera terminado su período constitucional y hecho las reformas para las cuales fue elegido; cómo sería mi destino y el de mi familia, dónde estarían los que perecieron o los que se fueron. Son preguntas inevitables, pero me las hago sin rencores acumulados, desde la perspectiva de mi edad. Me ha tocado caminar mucho en el viaje de la vida y no puedo llevar peso sobre los hombros.