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:: ALICIA PENALBA

ARTE: EXPOSICION HOMENAJE A UNA GRAN ESCULTORAEl lenguaje de la naturalezaAlicia Penalba es considerada una de las grandes artistas de América
Sus obras permanecieron en un depósito después de su muerte, en 1982
Ahora, el público porteño tiene la oportunidad de recuperarla
ALBERTO GIUDICIAlicia Penalba fue una de grandes escultoras del siglo XX. Esta argentina nacida en San Pedro, en la provincia de Buenos Aires, en 1913, pasó gran parte de su vida en Europa donde realizó el grueso, si no la totalidad, de su extraordinaria obra, influida por el cubismo y llena de formas aladas y viscerales.Falleció trágicamente en París, en 1982. Los engorrosos y largos trámites sucesorios llevaron más de una década, mientras sus esculturas permanecían en un depósito, en Ginebra. Cuesta imaginar cómo estas piezas, que palpitan y respiran a través del bronce y que por momentos parecen a punto de levantar vuelo, pudieron estar tanto tiempo enclaustradas.Ahora, una impecable selección que abarca diversos períodos de su producción se muestra en la Galería Rubbers, Suipacha 1175. Los argentinos, que sabíamos de su talento y de su fama, pero a la distancia, tenemos una ocasión quizás única de tomar contacto con esta artista y sentir su obra en profundidad. Porque a Alicia Penalba hay que sentirla para descubrir la vibración intensa que trasuntan sus bronces y compatir con ella una emoción que habla de nacimientos y estertores.Cuando se radicó en París, allá por 1948, Alicia Penalba tomó clases en la célebre Académie de la Grande ChaumiŠre con Ossip Zadkine (1890-1967), un escultor de origen ruso radicado en Francia, que muy pronto valoró el talento de su joven alumna.Con Zadkine, Penalba incorporó un lenguaje que a partir de los años veinte desarrollaron los llamados escultores cubistas: Henri Laurens, Max Archipenko, Jacques Lipchitz, el propio Zadkine. Este paradójico cubismo junto al futurismo de Umberto Boccioni, cuyo Formas únicas de continuidad en el espacio fue el equivalente escultórico del cuadro Desnudo bajando una escalera, de Duchamp, dio nacimiento a la escultura del siglo XX. A partir de entonces, más que imitarla, la escultura reproducirá el gesto de la Naturaleza.Boccioni hablaba de formas-fuerza, naciendo de un eje para vivir en el espacio, en una vertiginosa interpenetración de planos, volúmenes y vacíos activos.Penetrar en el secreto de la Naturaleza, en su fuerza visceral, es descubrir el impulso que da vida a las cosas. Esa sensación domina en la obra de Penalba. Formas orgánicas que conservan sus rastros parecen crecer en una secuencia rítmica, cargada de una profunda melodía interior que rápidamente contagia al espectador. La sala de la Galería Rubbers, tapizada de negro y con luces puntualmente dirigidas a las esculturas, conforma una escenografia de alto riesgo. En esta ocasión obra, fondo e iluminación alcanzan una integración perfecta: los bronces acerados de la artista enhebran una única suite de roca viva, naciendo de lo más genital de lo terrestre entre las brumas del caos originario.Caos americanoEsa América mineral y alada, que anuda su obra y le da sentido, no le era nada ajena a Pablo Neruda. El poeta, que admiraba la producción de Penalba y supo de sus andanzas por el sur de Chile y por nuestra Patagonia mucho antes de instalarse en Europa, le dedicó certeras palabras, que reproduce el catálogo. Mientras crujió el planeta -escribe- bajaban de las altas soledades ríos blancos que dejaban en el agua colosales figuras, hijas de los australes ventisqueros. Así aprendió Alicia Penalba a construir estrellas. Sus creaciones rugosas y explosivas conservan el sello original de aquel silencio, de aquellos truenos que destruyen y crean. Y cerrando el texto: Yo leo en la frente poderosa de Penalba los signos que conocí, allá lejos, en la más alta transparencia o en la tiniebla natal, signos naturales de la grandeza.