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Se denomina caucho al jugo o látex de una variedad de plantas. Hay diversas variedades de gomas, entre ellas jebe, balata y gutapercha. Los árboles que proveen esta sustancia son las heveas, el guayule, el ficus elástico, y la castilloa ulei, entre otras.
La primera fábrica de productos de caucho (
bandas elásticas y suspensorios) surgió en la capital francesa, París, en el año de 1803. Sin embrago, el caucho todavía presentaba algunas desventajas: con el aumento de la temperatura ambiente, la goma base se volvía más blanda y pegajosa, mientras que con la disminución de esta, la goma se tornaba dura y quebradiza. Fueron los indios centroamericanos los primeros en descubrir y aprovechar las particulares propiedades del caucho natural. Entretanto, fue en la Selva amazónica donde se desarrolló la actividad extractora de caucho a partir del árbol del caucho o seringueira (en portugués), un árbol que pertenece a la familia de las Euphorbiaceae, también conocido como árbol de la fortuna. Del tallo de este árbol es extraído un líquido blanco, llamado látex, compuesto en un 35% de hidrocarburos, destacándose el 2-metil-1,3-butadieno (C5H8), comercialmente conocido como isopreno o monómero de caucho. El látex es una sustancia prácticamente neutra, con un pH de 7,0 a 7,2. Pero cuando se deja expuesta al aire por un periodo de 12 a 24 horas, el pH disminuye a 5,0 y sufre una coagulación espontánea, formando un polímero que es el caucho, representado por la Fórmula química (C5H8)n, donde n es del orden de 10.000 y presenta una masa molecular media de 600.000 a 950.000 g/mol. El caucho, obtenido de esta manera posee una serie de desventajas: la exposición al aire provoca que el líquido extraído se contamine con otros materiales (detritus), lo que lo convierte en una sustancia perecible y pegajosa debido a la acción de la temperatura. Por medio de un proceso industrial, el caucho es tratado y se eliminan del las impurezas; luego se somete a un proceso denominado Vulcanización, que da como resultado la desaparición de las propiedades indeseables del caucho. De esta manera, el caucho se vuelve imperecedero, resistente a los solventes y a las variaciones de temperatura, adquiriendo excelente propiedades mecánicas y perdiendo su carácter pegajoso.